Bienaventurado Juan Martín, ejemplo vivo de una fe profunda de una lucida esperanza y de una ardiente caridad, concédenos a nosotras tus hijas la gracia de vivir aquí y ahora con valor y fortaleza , y en la docilidad al espíritu, las virtudes que te distinguieron de un modo especial: el abandono filial activo, la disponibilidad al pobre, la sencillez de los pequeños, y sobre todo el amor atento y oblativo que haga de nosotras verdaderas siervas del señor al servicio de su reino.
AMEN
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